lunes, 27 de mayo de 2024

Nobilia, Patricia, Incomparable y única, Evita y la colección de trajes regionales, en Marino, Marcerlo (ed.), Evita frente al espejo, ensayos sobre moda, estilo y política en Eva Perón, pp. 107-109

Cuando en 1955 se produjo el golpe de Estado contra el gobierno peronista, la llamada Revolución Libertadora expropió todos los bienes de Perón incluyendo los de Eva Duarte. Al año siguiente se ordenó la demolición de la residencia presidencial. En la vorágine de aquellos días desaparecieron muchas de las pertenencias del matrimonio, y otras quedaron en custodia durante años en el Banco Municipal de la calle Jean Jaurès. La colección de trajes regionales españoles también se hallaba entre los objetos apropiados por la Comisión Liquidadora que había sido creada para tal efecto y fue a parar a las cámaras de ese banco porteño. Allí, expertos tasadores de textiles y de alhajas inventariaron cada una de sus prendas que luego volvieron a guardar dentro de los canas- tos y estuches originales. A lo largo de los años hubo remates y subastas oficiales, una en 1957 y algún intento fallido en otro momento, pero afortunadamente los trajes no se encontraban en aquellos lotes.

En 1967 el decreto presidencial Nº 3894 autorizó a la Comisión Liquidadora de los Bienes de Juan Domingo Perón para que la colección de "trajes hispanos" fuera transferida al Museo Municipal de Arte Español Enrique Larreta legitimando así el ingreso a su patrimonio. En junio de aquel año, casi dos décadas después de que Eva los recibiera en la Plaza Mayor de Madrid, se firmó el acta de entrega a dicha institución. Las casi ochocientas piezas que componían el conjunto llegaron al museo el 11 de agosto casi al anochecer, en un total hermetismo, suerte de "envío confidencial" que solo conocían su entonces directora, la arquitecta Isabel Padilla y de Borbón, su colega María Luisa García Vouilloz y Dolores Wigger de Moën. Los canastos con los trajes, junto a los maniquíes, pelucas y nomencladoras de acrílico usados en aquella primera muestra del Museo Nacional de Arte Decorativo estuvieron guardados en el sótano del museo por más de un lustro. A los elementos originales que identificaban los trajes, es decir, la viñeta de cartulina con el nombre de la provincia -escrito a mano en España- que venían en los canastos y a las nomencladoras de acrílico que se habían colocado al pie de los maniquíes en la exposición de 1947, se habían sumado las etiquetas judiciales que señalaban que esa colección había estado incautada en el Banco Municipal. En 1973, con el retorno de Perón al país luego de un exilio de dieciocho años, los trajes pudieron salir a la luz y todo el personal del Museo Larreta descubrió la extraordinaria colección que había permanecido oculta durante tanto tiempo. Ya con el secreto develado, los trajes fueron sacados del depósito y subidos al jardín para limpiarlos y ventilarlos: "Abrir cada uno de ellos y ver aparecer ante nuestros asombrados ojos vestidos, polleras, blusas, pañuelos, jubones o mantones, muchos confeccionados en ricas telas, algunas con bordados, lentejuelas, galones, encajes o puntillas fue una experiencia increíble y difícil de olvidar", recordaba Mercedes Picot, por ese entonces responsable de museología (Picot, 2002: 5). Salvo algunas medias, las prendas estaban en perfecto estado de conservación. Los trajes habían sido guardados en los canastos, acondicionados con papeles de molde y madera, tal como le habían sido entregados a Eva. En noviembre de ese año, ya con el país en un nuevo período constitucional, la directora consultó a la Secretaría de Cultura si se consideraba oportuno que fueran exhibidos. Se sabe que el presidente contestó que estaba de acuerdo en que los trajes quedaran en el museo, pero que todavía no era el momento de mostrarlos. Al poco tiempo sobrevino el golpe militar de 1976 y de nuevo debieron guardarse en la oscuridad del sótano.

Hubo que esperar el regreso de la democracia al país para que finalmente en 1985, treinta y ocho años después de aquella exposición inaugural, el público argentino pudiera admirar los trajes españoles nuevamente. Era la primera vez que la colección se exhibía en el Museo Larreta. Previamente, las piezas habían sido inventariadas, catalogadas, acondicionadas e investigadas por los profesionales y técnicos de la institución. A mediados de 1990 se construyó en la planta baja del museo un depósito climatizado con el objetivo de guardar los trajes bajo normas internacionales de conservación. Se hicieron armarios especiales, perchas acolchadas, grandes cajones para guardar prendas extendidas y cajas con material libre de ácido para sombreros, zapatos y joyas.

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