sábado, 15 de diciembre de 2012

León Tolstoi – Anna Karenina


-Pues así es también la unanimidad en las opiniones de los periódicos. Me han explicado que cuando hay una guerra, duplican la tirada. Entonces ¿cómo pueden dejar de considerar trascendental la suerte del pueblo, la situación de los eslavos, etcétera, etcétera, etcétera?
-Confieso que no tengo demasiada afición por los periódicos pero hablar así me parece injusto- dijo Sergio Ivanovich.
-Yo les pondría una sola condición –continuó el duque-. Alfonso Karr lo dijo muy bien antes de la guerra con Prusia. “¿Usted piensa que la guerra es necesaria? Muy bien. Quien predica la guerra, que vaya en una legión especial, delante de todos en los ataques, en los asaltos”.
-¡Estarían muy bien los redactores de los periódicos en esa posición!- Comentó Katavasof, riéndose a carcajadas porque se imaginaba a los periodistas conocidos suyos en aquella legión escondida.
-Como que huirían en el primer disparo, no servirían más que de estorbo- dijo Dolly.
-Si tratan de huir –completó el duque- se les colocarían detrás las ametralladoras o los cosacos con látigos.
-Eso es una broma, y una broma de dudoso gusto, perdonadme que os lo diga, duque, dijo Sergio Ivanovich con acritud.
-No veo que sea ninguna broma…- Empezó Levine.