martes, 17 de octubre de 2023

GRUNER, Eduardo, Una introducción alegórica a Jameson y Zizek, en JAMESON, Fredric, ZIZEK, Slavoj, , Estudios Culturales, Reflexiones sobre el multiculturalismo.

Las modas (esto ya lo había percibido perfectamente Walter Benjamin en la década del '30) son un testimonio del progresivo aumento del fetichismo de l mercancía en la modernidad, pero también -y justamente por ello- tienen un riquísimo valor de síntoma ideológico y cultural. El auge actual ("actual" en la Argentina y Latinoamérica, pero con una antigüedad de un par de décadas en los centros académicos anglosajones) de los Estudios Culturales convoca en este sentido una serie de cuestiones -teóricas, metodológicas y politicas- de las cuales lo menos que se puede decir es que son extraordinariamente complejas. Como siempre, lo más tentador (lo cual no quiere decir necesariamente lo más cómodo) es empezar por sus riesgos. En primer lugar, el ya mencionado riesgo del abandono total, por supuesta "obsolescencia", de los grandes paradigmas críticos del siglo XX, como el marxismo y el psicoanálisis (y su continuidad no exenta de problemas posteriores de teoría crítica, como la Escuela de Frank- furt). No nos estamos refiriendo a una simple enunciación ritualizada del "fin de los grandes relatos", que pocos críticos rigurosos podrían tomar realmente en serio, sino a intenciones más concretas. No hace mucho, una prestigiosa figura de la teoría literaria que actualmente enseña en los Estados Unidos, declaró que ahora sólo pensaba poder utilizar ciertos aportes parciales de esas teorías (el marxismo y el psicoanálisis) para "agregar" a investigaciones más "localizadas", menos ambiciosas. Parece francamente preocupante. ¿Qué puede significar agregado de parcialidades sino la promoción de algún neoeclecticismo o neorrelativismo que termine renunciando a la lucha por el sentido, a la consideración de la cultura como un campo de batalla atravesado por relaciones de fuerza ideológicas que sí juegan a totalizar la hegemonía de sus representaciones del mundo?

No es, por supuesto, que ese parcelamiento teórico no pueda ser explicado: es el necesario correlato de lo que nos gustaría llamar la fetichización de los particularismos (algo bien diferente, desde ya, de su reconocimien-to teórico y político) y de los "juegos de lenguaje" trictamente locales y desconectados entre sí. Esa fetichización es poco más que resignación de lo que ahora se llama "pensamiento débil", expresa do -entre otras cosas- por el abandono de la noción de Ideología para el análisis de la cultura, por cargos de universalismo" y "esencialismo". Pero seamos claros: no hay particularidad que, por definición, no se opornga a a alguna forma de universalidad, “esencial” o históricamente construida. Y no hay pensamiento crítico posible y eficaz que no empiece por interrogar las tensiones entre la particularidad y la universalidad, que son, después de todo, las que definen una cultura como tal en la era de la “globalización” -para no mencionar a esa cultura de “europeos en el exilio” que pasa por ser la argentina. Nos gustaría defender aquí que cierto monto de universalismo, incluso de "esencialismo estratégico” (para utilizar un celebrado concepto de Chakravorty Spivak), siempre será pertinente para sortear el peligro -característico de los actuales Estudios Culturales, hay que decirlo- de estar forzando todo el tiempo la emergencia de particularismos y alteridades que después no sabemos cómo definir, de todo el tiempo inventando "orientalismos", como diría Edward Said. Tememos que los necesarios correctivos a los reduccionismos -ellos, sí, "esencialistas" y universalizantes- en que han incurrido ciertos marxistas y psicoanalistas, nos deslicen hacia un reduccionismo peor, un reduccionismo por así decir eliminativo de la legitimidad teórica y política de categorías como la de "lucha de clases" o "inconciente", para no mencionar la hoy la desprestigiada idea de un pensamiento histórico. De este (y otros) riesgos quisiéramos (pre)ocuparnos -apenas a título de no menos riesgosas hipótesis de trabajo en los párrafos que siguen.