domingo, 30 de octubre de 2022

SUPIOT, Alain, “El trabajo ya no es lo que fue, como pensarlo de nuevo en un mundo que cambió (y que nos tiene desconcertados), Siglo XXI, Buenos Aires, 2022.


Los universitarios a menudo se ven afectados por lo que podría llamarse "síndrome de Josefina", la cantante del pueblo de ratones, que Kafka puso en escena en su último relato: tomar por un can to único en su género lo que en el fondo es apenas un chillido bastante ordinario. Habiendo emitido yo mismo desde hace demasiado tiempo chillidos de esta laya, sien to simpatía por Josefina, pues ella reivindica el derecho de no trabajar como todo el mundo. Pero el pueblo de los ratones tiene razón al negarle este privilegio porque, en una sociedad justa, cada uno debe tener su parte las de penas y de las alegrías del trabajo. Por lo demás, estas penas no serán eternas, puesto que con el tiempo -son las últimas líneas de este último relato de Kafka-, Josefina "conocerá una segunda liberación desapareciendo en el mismo olvido que todos sus hermanos".77.

jueves, 27 de octubre de 2022

SUPIOT, Alain, “El trabajo ya no es lo que fue, como pensarlo de nuevo en un mundo que cambió (y que nos tiene desconcertados), Siglo XXI, Buenos Aires, 2022.

El otro estatuto profesional que continúa eludiendo la ficción del trabajo-mercancía es el de la función pública, que también se rige por valores no mercantiles de interés general. Es importante tenerlo presente, porque algunos de sus rasgos parecen responder a los problemas planteados por la revolución informática y la crisis ecológica. Esta última nos obliga a juzgar el impacto del trabajo en el bien público por excelencia que es nuestra ecúmene. En cuanto a la revolución informática, su buen uso supone la adhesión de todos los trabajadores a una obra común. Ahora bien, el espíritu de servicio público reposa precisamente sobre esta idea de obra. El vínculo de subordinación no es un vínculo binario de dominación, ya que el superior jerárquico está a su vez al servicio del público. Todo el trabajo se ordena en torno a la realización de este servicio, con el cual todos los agentes se identifican y el cual confiere dignidad a la función de las distintas personas, por modesta à que sea. (…) Como lo marca su cualificación jurídica, la retribución de quienes obran de ese modo en una misión de interés general no es más que un medio al servicio de este objetivo: se trata de un reconocimiento, cuyo monto debe permitirles vivir dignamente, y no de un salario indexado según la evolución del mercado de trabajo.

Es bastante evidente que hoy en día la función pública así concebida se ve amenazada por la extensión del paradigma del trabajo-mercancía a todas las actividades que aún lo rehúyen. Este es el sentido del proyecto de reforma de la función pública que se está debatiendo en Francia, que instala la competencia entre lo público y lo privado para la realización de determinadas tareas de dirección o el recurso al contrato antes que al estatuto "cuando la naturaleza de las funciones o las necesidades de los servicios lo justifiquen". Los sindicatos mismos han prestado colaboración a ese proyecto de extensión desde hace mucho tiempo, reivindicando el alineamiento del destino de los funcionarios públicos con el de los asalariados, cada vez que este último les era más favorable. Pero sobre todo, una franja reducida, aunque influyente, de la alta función pública -la de los oligarcas à la française-, la que la ha implicado en un proceso de degeneración corporativa, acumulando las ventajas de lo privado y de lo público, y cultivando la idea de una equivalencia funcional entre el servicio de interés general y el del mundo de los negocios. Esta fusión se lee (en Francia) en el organigrama de Sciences Po, donde recientemente el concepto de "asuntos públicos" ha sustituido al de "administración pública". Esta tendencia no excluye las funciones soberanas más centrales. A lo largo de nuestra investigación hemos encontrado el caso pintoresco de la subcontratación a una empresa privada del trabajo de redacción de la exposición de motivos de la ley de "movilidad". Con mucha más frecuencia, en el derecho estadounidense o en los tratados internacionales de inversión, el trabajo del juez se ve inmerso en la lógica de la libre competencia o desplazado, mediante el recurso a un mercado del arbitraje, que actualmente priva de facto a los justiciables de cualquier recurso a un tercero imparcial y desinteresado. Este caso es emblemático del carácter autodestructivo del Mercado Total, ya que no existe un mercado concreto que pueda funcionar adecuadamente en una ciudad donde la justicia se gerencia como un mercado.

Esta dinámica del paradigma del trabajo-mercancía podría conducirnos a ver, en las formas de trabajo que todavía lo rehúyen, fósiles destinados a entrar pronto en los manuales de historia del derecho. Por el contrario, los desafíos de la revolución digital y de la crisis ecológica nos empujan a ver en esas formas los gérmenes posibles de un nuevo estatuto del trabajo, que dé lugar a su objeto -es decir, la obra realizada- y no solamente a su valor de cambio. O, para decirlo de otro modo, nos impulsan a restaurar el orden de los fines y de los medios sustituyendo la concepción mercantilista del trabajo por la concepción ergológica entrevista en la Declaración de Filadelfia. (SUPIOT, Alain, “El trabajo ya no es lo que fue, como pensarlo de nuevo en un mundo que cambió (y que nos tiene desconcertados), Siglo XXI, Buenos Aires, 2022, p.55-57)

lunes, 24 de octubre de 2022

Aldo Manucio - De re impressoria, Cartas prologales del primer editor

Pero había otro problema, que nuestros libros eran impresos llenos de faltas bajo mi nombre en la ciudad de Lyon, y ellos no quisieron que se imprimiera ni el nombre del artesano ni el lugar donde fueron impresos, para que fueran burlados los compradores incautos que, engañados por la forma portátil y por la similitud de los tipos, pensaran que habían sido impresos en Venecia bajo nuestro cuidado. Por lo cual, para que los estudiosos no sufran daño, y tampoco yo sufra daño o deshonor, quise advertir a todos del engaño con esta carta, en la que indico estas señales que aparecen abajo.

Por lo que sé, ya han sido impresos en Lyon, con tipos simi lares a los nuestros, Virgilio, Horacio, Juvenal con Persio, Marcial, Lucano, Catulo con Tibulo y Propercio, Terencio. En ninguno de ellos está el nombre del impresor ni el lugar en que fueron impre sos ni la fecha en que se terminaron. En todas nuestras obras dice así: "En Venecia, en los talleres de Aldo romano, en este o aquel momento". Tampoco se ve en ellos ningún sello, mientras que en los nuestros está el delfín que envuelve el ancla, como se puede ver abajo. Además en ellos el papel es de menor calidad y huele mal, no sé por qué, mientras que los caracteres, para el que observa con más cuidado, tienen el sabor, por decirlo así, de cierto "afrancesamiento": las mayúsculas son bastante deformes. Se agrega que las consonantes no se conectan con las vocales y están separadas; en nuestros libros la mayoría de las letras están conectadas unas con otras y parecen manuscritas, obras valiosas de ver.

[...] Por lo tanto, que piensen cuán grande es mi trabajo quienes lo entienden. Nosotros trabajamos esforzadamente día y noche.

Ordenamos publicar estas cosas para que no se decepcione quien vaya a comprar libros impresos de forma portátil. Pues fácilmente sabrá si fueron impresos en Venecia, en nuestros talleres, o en Lyon. Adiós.

Pollio, María Lucía, Envases y embalajes para productos alimenticios.

En el año 1880, Willliam Lever, en Inglaterra, fue el responsable de darle al envase la importancia actual. Lever cambió la forma de comercializar jabón. En primer lugar, eligió y patentó un nombre breve, evocador y fácil de recordar (Sunlight). En segundo lugar, cortó el jabón en trozos regulares y, a continuación, los envolvió con un papel y una caja cada vez más atractiva. Finalmente, promocionó el producto y para evitar imitaciones diseñó un anuncio con la frase "desconfíe de las imitaciones", que marcó la importancia de la defensa de la propiedad de la marca.

sábado, 22 de octubre de 2022

Supiot, Alain, El trabajo ya no es lo que fue.

A la expresión de estos agradecimientos, sumo la de mi alegría por saber que estos textos circularán en el idioma de Borges, única lengua romance todavía en condiciones de protegernos con tra la hegemonía del globish, el inglés de la globalización. La formidable vitalidad del castellano es una reconfortante fuente de fascinación para quienes no se resignan a lo que Stefan Zweig llamó "monotonización del mundo" (die Monotonisierung der Welt) y contraponen a esta globalización mercantilista el proyecto de una mundialización rica en su diversidad de lenguas y de civilización.

Aldo Manucio - De re impressoria, Cartas prologales del primer editor


"Y aunque tú eres el más erudito, sin embargo lees siempre algo, tanto de autores viejos como nuevos, memorioso de la frase de Plinio: "No existe un libro que sea tan malo que no tenga en alguna parte algo provechoso". Por esta razón, así te enteraste de que las obras de Angelo Poliziano, hombre de gran ingenio y singular doctrina, eran impresas en nuestros talleres, y no dejaste de urgirme para que acelerara la edición, porque al ser tú mismo de un ingenio sobresaliente anhelas leer las obras de otro ingenio superior, a lo que se agrega, no obstante, el adagio griego σлεuôε ẞpadéos [Festina lente].52 Por lo cual te mandamos como regalo dedicado a ti, el más erudito de los hombres, lo que pudimos tener de la obra de Poliziano. Puedes ver lo que es en el índice que se lee después de esta carta."

jueves, 6 de octubre de 2022

Alain Supiot, "Que es un régimen de trabajo realmente humano"

El trabajo realmente humano posee una irreductible ambivalencia: es al mismo tiempo dominio del mundo y sumisión al mundo, es al mismo tiempo obra y sufrimiento. Como dijo la filósofa Simone Weil, es a través del trabajo que la razón aprehende el mundo y se protege del delirio. El trabajo es la escuela de la razón, porque es trabajado que transformamos el mundo, pero es sometiéndonos al mundo que podemos transformarlo.