Pero había otro problema, que nuestros libros eran impresos llenos de faltas bajo mi nombre en la ciudad de Lyon, y ellos no quisieron que se imprimiera ni el nombre del artesano ni el lugar donde fueron impresos, para que fueran burlados los compradores incautos que, engañados por la forma portátil y por la similitud de los tipos, pensaran que habían sido impresos en Venecia bajo nuestro cuidado. Por lo cual, para que los estudiosos no sufran daño, y tampoco yo sufra daño o deshonor, quise advertir a todos del engaño con esta carta, en la que indico estas señales que aparecen abajo.
Por lo que sé, ya han sido impresos en Lyon, con tipos simi lares a los nuestros, Virgilio, Horacio, Juvenal con Persio, Marcial, Lucano, Catulo con Tibulo y Propercio, Terencio. En ninguno de ellos está el nombre del impresor ni el lugar en que fueron impre sos ni la fecha en que se terminaron. En todas nuestras obras dice así: "En Venecia, en los talleres de Aldo romano, en este o aquel momento". Tampoco se ve en ellos ningún sello, mientras que en los nuestros está el delfín que envuelve el ancla, como se puede ver abajo. Además en ellos el papel es de menor calidad y huele mal, no sé por qué, mientras que los caracteres, para el que observa con más cuidado, tienen el sabor, por decirlo así, de cierto "afrancesamiento": las mayúsculas son bastante deformes. Se agrega que las consonantes no se conectan con las vocales y están separadas; en nuestros libros la mayoría de las letras están conectadas unas con otras y parecen manuscritas, obras valiosas de ver.
[...] Por lo tanto, que piensen cuán grande es mi trabajo quienes lo entienden. Nosotros trabajamos esforzadamente día y noche.
Ordenamos publicar estas cosas para que no se decepcione quien vaya a comprar libros impresos de forma portátil. Pues fácilmente sabrá si fueron impresos en Venecia, en nuestros talleres, o en Lyon. Adiós.
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