lunes, 21 de diciembre de 2009

Origen y ascenso de la burguesía chilena. Sergio Villalobos.

La “memoria analógica”, que así se llama el documento, representa una transición de las antiguas y las nuevas modalidades del comercio y las categorías éticas que le envolvían.

Comenzaba el autor (Domingo Díaz de Salcedo Muñoz, escrito en 1806) por afirmar que “los sentimientos del hombre parece no ha de limitarse al cristianismo, sino que a proporción de sus fuerzas y facultades intelectuales han de emplearse también políticamente en lo que haya relación con el proficuo de sus prójimos y beneficio especial de los compatriotas”

En otras palabras Díaz de Salcedo quería decir que no bastaba con la concepción religiosa de la economía, sino que también, había que buscar las ventajas materiales para la sociedad. Dentro de ese tema, el asunto más importante era el préstamo de dinero a interés, que era calificado de usura, en un sentido mucho más ceñido que hoy día. Todo cobro de interés era usura. Para levantar a condena conceptual, ya muy poco tomada en cuenta, el autor acudía a las sagradas escrituras y mediante algunas citas llegaba a la conclusión de que en los préstamos había que “distinguir el que se hace al pobre del que se hace al rico. En el primero, mirado como socorro o necesidad, no puede admitirse interés aluno por ningún título, porque es se considera préstamo de caridad, mandado por Dios, así como la limosna en el sagrado Evangelio, y por consiguiente quiere que se haga libre de toda carga. Los que se practican con los ricos son de comercio o negociación e interés; estos hombres sin necesidades reciben prestado para lograr ventajas y queda a los prestadores un legítimo derecho para estipular y adquirir interés moderado, pues no hay ni en la religión ni en lo civil donde se niegue.”

Más adelante distinguía entre usura buena y usura mala y reafirmaba “que nuestro redentor no prohibió en sus doctrinas santas las usuras justas o intereses provenientes de contratos entre hombres libres, que procuran con justicia adquirir para la subsistencia y adelantamiento, en beneficio de las familias, con el auxilio de sus capitales o de la industria, o de uno y otro, dando unos dinero, recibiéndolo otros, bajo de honestas estipulaciones, que son como eje de las grandes, medianas y pequeñas necesidades, las cuales mantienen la actividad continuada de la sociedad, sin cuyo perenne movimiento florecería la inercia perezosa, madre de todos los vicios.”

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Doxa y vida cotidiana: una entrevista. Pierre Bourdieu y Terry Eagleton

Ideología. Un mapa de la cuestión. Slavoj Zizek (Comp.).

Pierre Bourdieu: Esa es una muy buena pregunta. Incluso en la tradición más economicista que conocemos, es decir, el marxismo, la capacidad de resistencia, como una capacidad de conciencia, fue en mi opinión sobreestimada. Temo que lo que tengo que decir resulte chocante para la confianza en sí mismos de los intelectuales, especialmente para los intelectuales de izquierda as generosos. Soy considerado como un pesimista, como un desalentador para la gente, y otras cosas por el estilo. Pero creo que es mejor saber la verdad, y de hecho cuando vemos con nuestros propios ojos gente que vive en condiciones de pobreza, como existían entre el proletariado local y los trabajadores de las fábricas cuando yo era joven, resulta evidente que pueden aceptar mucho más de lo que habríamos creído. Ésa fue una experiencia muy fuerte para mí; esa gente debía soportar muchas cosas. A eso me refiero con doxa: hay muchas cosas que la gente acepta sin saberlo. Le voy a dar un ejemplo tomado de nuestra sociedad. Si usted toma un grupo de personas y les pregunta cuales son los factores principales de éxito en los estudios, cuanto más baje en la escala social encontrará más personas que creen en el talento natural o la aptitud. Estas personas le dirán que aquellos que triunfan han sido provistos de mayor capacidad intelectual por la naturaleza. Y cuanto más aceptan su propia exclusión, más creen que son estúpidos y dicen: “Yo no era bueno en lengua, no servía para inglés, no era bueno para matemática”. Este es un hecho que desde mi punto de vista resulta pasmoso y que los intelectuales no quieren aceptar, pero que deben aceptar. Esto no significa que los individuos dominados toleren todo, pero si que asisten a más de lo que creemos y a mucho más de lo que saben. Es un mecanismo formidable, como el sistema imperial; un instrumento maravillosos de ideología, mucho más grande y poderoso que la televisión o la propaganda. Ésa es la principal experiencia que quiero hacer comprender. Lo que usted dice sobre la capacidad de disenso es muy importante; por cierto existe, pero no donde la buscamos. Toma una forma diferente.