domingo, 26 de febrero de 2023

Yoga - Emmanuel Carrère

Y luego, en cuanto has superado los impulsos de arrojar la toalla, te pones a ensamblar, yuxtaponer, cortar, agregar, intercambiar, ensayar trucos... Poco a poco este magma empieza a parecerse a algo, muchas veces a algo imprevisto. A algunos artistas les gusta que no se parezca a lo que habían previsto, a otros no y se sienten desgraciados. Son dos familias. François Truffaut decía que una película es un proceso de pérdida gradual. En- tre la idea que uno se hacía antes de rodarla y el resultado final hay una diferencia más o menos grande: si es pequeña el film es un éxito, si es muy grande es fallido. Así piensan los artistas del control, los demiurgos que como Hitchcock o Kubrick se proponen adaptar la realidad a su voluntad y a su sueño. Para otros, entre los que me cuento, es al revés. Cuanto menos se parece la película o el libro a lo que habían imaginado, cuanto más largo y caprichoso se revela el camino entre el punto de partida y el de llegada, cuanto más les sorprende el resultado, más contentos están. Lo que importa es el camino, no el destino, o, como decía Chögyam Trung pa: «El camino es la meta.»