viernes, 24 de julio de 2009

Documentos Finales de Medellín


II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano

Problemas de Demografía en América Latina

8. La cuestión demográfica, reviste en nuestro continente una complejidad y delicadeza peculiares: es cierto que existe, hablando en general, un rápido crecimiento de la población, debido menos a los nacimientos que al bajo índice de mortalidad infantil, a la vez que creciente índice de longevidad; pero es cierto, también, que la mayoría de nuestros países adolece de subpoblación y necesita aumento demográfico hasta como factor de desarrollo; también es cierto que las condiciones socio-económicas-culturales, excesivamente bajas, se muestran adversas a un crecimiento demográfico pronunciado.

9. “Como pastores, sensibles a los problemas de nuestra gente, haciendo nuestros sus dolores y angustias, juzgamos necesarios enunciar algunos puntos fundamentales sobre esta materia. Todo enfoque unilateral, como toda solución simplista respecto de estos problemas, son incompletos y por lo tanto equivocados. Aparece como particularmente dañosa la adopción de una política demográfica antinatalista que tienda a suplantar, sustituir o relegar al olvido una política de desarrollo, más exigente, pero la única aceptable. “Trátase en efecto, no de suprimir los comensales, sino de multiplicar el pan”[1].

11. La aplicación de la encíclica, en la parte que se refiere a la ética conyugal, como reconoce el mismo Papa, “aparecerá fácilmente a los ojos de muchos difícil y hasta imposible en la práctica”.[2] Conscientes de esas dificultades de todos nuestros hijos, y empeñados en ofrecer nuestro apoyo a todos indistintamente, pero de modo particular a aquellos que escuchan la palabra del Papa y tratan de vivir el ideal que ella propone, indicamos seguir los siguientes puntos:

a) La enseñanza del magisterio en la Encíclica es clara e inequívoca sobre la exclusión de medios artificiales para hacer voluntariamente infecundo el acto conyugal;

b) Pero el mismo Santo Padre reafirmó, al inaugurar la segunda conferencia General del Episcopado Latinoamericano: “esta norma no constituye una ciega carrera hacia la superpoblación; ni disminuye la responsabilidad ni la libertad de los cónyuges, a quienes no prohíbe una honesta y razonable limitación de la natalidad, ni impide las terapéuticas legítimas ni el progreso de las investigaciones científicas”[3]


[1] Pablo VI, discurso ante la ONU, Número 27, octubre 4 de 1965.

[2] Enc. Humanae Vitae, Número 20

[3] Pablo VI, discurso en la apertura de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Bogotá, agosto 24 de 1968

Combata la Pobreza, ¡mate un mendigo!

Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latino

El sistema no ha previsto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y siembran píldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños latinoamericanos continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tierras espléndidas que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan."

A principios de noviembre de 1968, Richard Nixon comprobó en voz alta que la Alianza para el Progreso había cumplido siete años de vida y, sin embargo, se habían agravado la desnutrición y la escasez de alimentos en América Latina. Pocos meses antes, en abril, George W. Ball escribía en Life: “Por lo menos durante las próximas décadas, el descontento de las naciones más pobres no significará una amenaza de destrucción del mundo. Por vergonzoso que sea, el mundo ha vivido, durante generaciones, dos tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el poder de los países pobres”. Ball había encabezado la delegación de los Estados Unidos en la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en Ginebra, y había votado contra nueve de los doce principios generales aprobados por la conferencia con el fin de aliviar las desventajas de los países subdesarrollados en el comercio internacional.

Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silenciosamente, sin estrépito alguno, tres bombas de Hiroshima sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento: sus crímenes no se difunden en la crónica roja, sino en las estadísticas de la FAO. Ball dice que la impunidad es todavía posible, porque los pobres no pueden desencadenar la guerra mundial, pero el imperio se preocupa: incapaz de multiplicar los panes, hace lo posible para suprimir a los comensales. “Combata la pobreza, ¡mate un mendigo!”, garabateó un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. ¿Qué se proponen los herederos de Malthus sino matar a todos los próximos mendigos antes de que nazcan? Robert Mc Namara, el presidente del Banco Mundial que había sido presidente de la Ford y secretario de Defensa, afirma que la explosión demográfica constituye el mayor obstáculo para el desarrollo de América Latina y anuncia que el Banco Mundial otorgará prioridad, en sus préstamos, a los países que apliquen planes para el control de la natalidad. Mc Namara comprueba con lástima que los cerebros de los pobres piensan un veinticinco por ciento menos, y los tecnócratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computadoras y generan complicadísimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: “Si un país en desarrollo tiene una renta media per cápita de 150 a 200 dólares anuales logra reducir su fertilidad en un 50 por ciento en un período de 25 años, al cabo de 30 años, su renta per cápita será superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera alcanzado de lo contrario, y dos veces más elevada al cabo de 60 años”, , asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho célebre la frase de Lyndon Johnson: “Cinco dólares invertidos contra el crecimiento de la población son más eficaces que cien dólares invertidos en el crecimiento económico”. Dwight Eisenhower pronosticó que si los habitantes de la tierra seguían multiplicándose al mismo ritmo no solo se agudizará el peligro de la revolución, sino que además se produciría “una degradación del nivel de vida de todos los pueblos, el nuestro inclusive”

jueves, 16 de julio de 2009

Bolivia


Preámbulo Constitución de Bolivia

En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia. El pueblo boliviano, de composición plural, desde la profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación, en las marchas indígenas, sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo Estado.

Un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien; con respeto a la pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes de esta tierra; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación, salud y vivienda para todos. Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal. Asumimos el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, que integra y articula los propósitos de avanzar hacia una Bolivia democrática, productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre determinación de los pueblos.

Nosotros, mujeres y hombres, a través de la Asamblea Constituyente y con el poder originario del pueblo, manifestamos nuestro compromiso con la unidad e integridad del país.

Cumpliendo el mandato de nuestros pueblos, con la fortaleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia.

Honor y gloria a los mártires de la gesta constituyente y liberadora, que han hecho posible esta nueva historia.




Eduardo Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina

Aquella sociedad potosina, enferma de ostentación y despilfarro, solo dejó a Bolivia la vaga memoria de sus esplendores, las ruinas de sus iglesias y palacios, y ocho millones de cadáveres de indios. Cualquiera de los diamantes incrustados en el en escudo de un caballero rico valía más, al fin y al cabo que lo que un indio podía ganar en toda su vida de mitayo, pero el caballero se fugó con los diamantes, Bolivia, hoy uno de los países más pobres del mundo, podría jactarse -si ello no le resultara patéticamente inútil- de haber nutrido la riqueza de los países más ricos. En nuestros días, Potosí es una pobre ciudad de la pobre Bolivia: " la ciudad que más ha dado al mundo y la que menos tiene", como me dijo una vieja señora potosina, envuelta en un kilométrico chal de lana de alpaca, cuando conversamos ante el patio andaluz de su casa de dos siglos. Esta ciudad condenada a la nostalgia, atormentada por la miseria y el frío, es todavía una herida abierta del sistema colonial en América: una acusación. El mundo tendría que empezar por pedirle disculpas.

sábado, 11 de julio de 2009

Eros y Civilización

Herbert Marcuse

Las vicisitudes de “los sentidos inmediatos” (el olfato y el gusto) proveen un buen ejemplo de la interrelación entre la represión básica y la represión sobrante. Freud pensó que los elementos coprofílicos en el instinto han demostrado ser incompatibles con nuestras ideas estéticas, quizás desde la época en la que el hombre desarrollo una postura erecta y así alejo del suelo su órgano del olfato. Sin embargo hay otro aspecto del subyugamiento de los sentidos inmediatos en la civilización: sucumbieron a los rígidamente protegidos tabús contra los placeres demasiado intensos corporalmente. El placer del olfato y del gusto es “mucho mas corporal, físico y por lo tanto, mas análogo al placer sexual, de lo que lo es el más sublime pacer provocado por el sonido y el menos corporal de todos los placeres, la contemplación de algo bello”.

El olfato y el oído dan, como quien dice, un placer insublimado per se (y también un disgusto irreprimido) relacionan (y separan) a los individuos inmediatamente, sin que intervengan las formas convencionalizadas de la conciencia, la moral y la estética. Un poder tan inmediato es incompatible con la efectividad de la dominación organizada, es incompatible con una sociedad que “tiende a separar a la gente, a poner distancias entre ellas y a prevenir las relaciones espontáneas y las expresiones de tipo animal (naturales) en tales relaciones.