El mundo de las víctimas,
por otra parte, no es necesariamente fraternal: cada uno, individuo o grupo, debe
presentarse como si fuera más víctima que los demás. No es raro que el
resentimiento se vuela un resorte esencial de esta competencia, porque yo puedo
no perdonarles a los otros que hayan conseguido parecer más víctimas que yo y
que sean por eso más reconocidos y mejor asistidos (Chaumont, 1997).
(…) la competencia
entre las víctimas tiende a acalorarse. Víctimas del racismo, los negros de las
Antillas (y por lo tanto, franceses) y los negros procedentes del África (y por
lo tanto, inmigrantes o antiguos inmigrantes) no llegan a unificar sus luchas:
¿la esclavitud sufrida por los ancestros de los primeros es peor que el colonialismo
por los padres de los segundos? ¿las muchachas que viven en los suburbios
oprimidas por los muchachos de su barrio son más o menos víctimas que sus
hermanos designados como la causa de todos los males? Como la igualdad de
oportunidades abre una competencia general, pone desde un comienzo a las víctimas
en situación de competencia. ¿Las mujeres de las clases populares son más o
menos víctimas que los hombres de las minorías visibles? Esas minorías, ¿son
todas víctimas en el mismo grado? Los homosexuales de medios acomodados, ¿sufren
lo mismo, desde el punto de vista social, que los heterosexuales pobres? Y,
dado que se es víctima “en tanto” perteneciente a tal o cual condición, ene l
mundo de los derechohabientes no cesa de fraccionarse (…).
Este mecanismo
victimario induce una obligación de asignación. A pesar de que la igualdad de
oportunidades es, en principio, profundamente individualista, y que apela a la
autonomía y a la libertad de cada uno, el hecho de definirse como víctima lleva
a identificarse con un colectivo. Aunque la perspectiva constructivista
dominante hoy en as ciencias sociales no se cansa de explicar que las culturas
y las identidades no tienen nada de natural y son producciones culturales y
sociales, la lógica de asignación resulta todavía más imperativa; sin embargo,
cada individuo podría elegir en un repertorio de identidades aquella que decide
movilizar.