domingo, 25 de abril de 2010

Alessandro Baricco - Seda

Herve joncour volvió a ver a Hara Kei solo la mañana del tercer dia. Se dio cuenta de que sus cinco sirvientes habían desaparecido de repente, como por arte de magia, y después de algunos intsantes lo vió llegar. Aquel hombre para el que todos en aquel pueblo vivían, se mivía simpre en una burbuja de vacío. Como si un precepto tácito ordenara al mundo que lo dejaran vivir solo.

Subieron juntos a la falda de la colina, hasta llegar a un claro donde el cielo era surcado por el vuelo de decenas de pajaros con grandes alas azules.

-La gente aca mira como vuelan y en su vuelo lee el futuro.

Dijo Hara Kei.

-Cuando era niño, mi padre me llevó a un lugar como este, me puso en la mano su arco y me ordenó tirarle a uno. Lo hice y un gran pájaro de alas azules se precipitó al suelo, como una piedra muerta. Lee el vuelo de tu flecha si quieres saber tu futuro, me dijo mi padre.