jueves, 27 de octubre de 2022

SUPIOT, Alain, “El trabajo ya no es lo que fue, como pensarlo de nuevo en un mundo que cambió (y que nos tiene desconcertados), Siglo XXI, Buenos Aires, 2022.

El otro estatuto profesional que continúa eludiendo la ficción del trabajo-mercancía es el de la función pública, que también se rige por valores no mercantiles de interés general. Es importante tenerlo presente, porque algunos de sus rasgos parecen responder a los problemas planteados por la revolución informática y la crisis ecológica. Esta última nos obliga a juzgar el impacto del trabajo en el bien público por excelencia que es nuestra ecúmene. En cuanto a la revolución informática, su buen uso supone la adhesión de todos los trabajadores a una obra común. Ahora bien, el espíritu de servicio público reposa precisamente sobre esta idea de obra. El vínculo de subordinación no es un vínculo binario de dominación, ya que el superior jerárquico está a su vez al servicio del público. Todo el trabajo se ordena en torno a la realización de este servicio, con el cual todos los agentes se identifican y el cual confiere dignidad a la función de las distintas personas, por modesta à que sea. (…) Como lo marca su cualificación jurídica, la retribución de quienes obran de ese modo en una misión de interés general no es más que un medio al servicio de este objetivo: se trata de un reconocimiento, cuyo monto debe permitirles vivir dignamente, y no de un salario indexado según la evolución del mercado de trabajo.

Es bastante evidente que hoy en día la función pública así concebida se ve amenazada por la extensión del paradigma del trabajo-mercancía a todas las actividades que aún lo rehúyen. Este es el sentido del proyecto de reforma de la función pública que se está debatiendo en Francia, que instala la competencia entre lo público y lo privado para la realización de determinadas tareas de dirección o el recurso al contrato antes que al estatuto "cuando la naturaleza de las funciones o las necesidades de los servicios lo justifiquen". Los sindicatos mismos han prestado colaboración a ese proyecto de extensión desde hace mucho tiempo, reivindicando el alineamiento del destino de los funcionarios públicos con el de los asalariados, cada vez que este último les era más favorable. Pero sobre todo, una franja reducida, aunque influyente, de la alta función pública -la de los oligarcas à la française-, la que la ha implicado en un proceso de degeneración corporativa, acumulando las ventajas de lo privado y de lo público, y cultivando la idea de una equivalencia funcional entre el servicio de interés general y el del mundo de los negocios. Esta fusión se lee (en Francia) en el organigrama de Sciences Po, donde recientemente el concepto de "asuntos públicos" ha sustituido al de "administración pública". Esta tendencia no excluye las funciones soberanas más centrales. A lo largo de nuestra investigación hemos encontrado el caso pintoresco de la subcontratación a una empresa privada del trabajo de redacción de la exposición de motivos de la ley de "movilidad". Con mucha más frecuencia, en el derecho estadounidense o en los tratados internacionales de inversión, el trabajo del juez se ve inmerso en la lógica de la libre competencia o desplazado, mediante el recurso a un mercado del arbitraje, que actualmente priva de facto a los justiciables de cualquier recurso a un tercero imparcial y desinteresado. Este caso es emblemático del carácter autodestructivo del Mercado Total, ya que no existe un mercado concreto que pueda funcionar adecuadamente en una ciudad donde la justicia se gerencia como un mercado.

Esta dinámica del paradigma del trabajo-mercancía podría conducirnos a ver, en las formas de trabajo que todavía lo rehúyen, fósiles destinados a entrar pronto en los manuales de historia del derecho. Por el contrario, los desafíos de la revolución digital y de la crisis ecológica nos empujan a ver en esas formas los gérmenes posibles de un nuevo estatuto del trabajo, que dé lugar a su objeto -es decir, la obra realizada- y no solamente a su valor de cambio. O, para decirlo de otro modo, nos impulsan a restaurar el orden de los fines y de los medios sustituyendo la concepción mercantilista del trabajo por la concepción ergológica entrevista en la Declaración de Filadelfia. (SUPIOT, Alain, “El trabajo ya no es lo que fue, como pensarlo de nuevo en un mundo que cambió (y que nos tiene desconcertados), Siglo XXI, Buenos Aires, 2022, p.55-57)

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