"proporciona un apuntalamiento emocional a la postura reactiva de los débiles, "quienes se definen a sí mismas en oposición a los fuertes". Con la disolución, en los últimos tiempos, de los proyectos positivos de construcción socialista, el moralismo de izquierda se ha energizado, aumentando su fijación en las heridas, los fracasos y la victimización. Cuando el poder se identifica con lo que es despiadado y dominante, se convierte en algo de lo que la izquierda debe distanciarse para no verse cooptada o comprometida."
La idea es entonces que el poder mismo es patológico. Tener el poder es ser inherentemente opresivo, con lo cual es mejor ser los heridos, los abyectos, así no tenemos que ejercer el poder, volvernos opresivos. En muchos sentidos, no ejercer el poder es un deseo imposible. ¿A quiénes están dirigidos estos llamamientos? ¿Qué es un proyecto político que de un modo u otro no aspira a llegar al poder o a construir poder? Creo que podemos reconocer los modos en que esta forma de deseo ha configurado gran parte de la política de izquierda en los últimos años. El ensayo de Brown es sumamente profundo; ambos ensayos: "Wounded Attachments" y el texto sobre la melancolía de izquierda, que se basa en el análisis de [Walter] Benjamin al respecto. De manera que, en lugar de un proyecto político positivo, lo que tenemos es un proyecto moralista de condena. Condenamos a los que están en el poder [Fisher lee la diapositiva 12]:
"temiendo que se nos vincule con aquellos en el poder, nos aferramos a la tarea de resguardar y demostrar nuestra pureza en lugar de meternos en el barro de la política cotidiana. Aquellos que se dedican a ello pueden ser acusados de traicionar sus valores, de dormir con el enemigo, de hacer pactos con el diablo y, en definitiva, de todo tipo de transgresiones y traiciones."
Es interesante observar cómo la acusación proviene de dos frentes, por así decir: por un lado, de la posición de los heridos, quienes dicen que nunca debemos pactar con el poder existente, y, por otro lado, de la posición de aquellos que tendrían el poder supremo, como los leninistas. También ellos harían la misma crítica. No nos dejemos seducir por ninguna tentativa de involucrarnos en las estructuras polí- ticas o en las estructuras de poder actuales, porque eso nos obligará a hacer concesiones.
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