Jorge Luis Borges - Pierre Menard, el autor del Quijote

No hay
ejercicio intelectual que no sea finalmente inútil. Una doctrina
filosófica es al principio una descripción verosímil del universo; giran
los años y es un mero capítulo –cuando no un párrafo o un nombre– de la
historia de la filosofía. En la literatura, esa caducidad es aún más
notoria. El Quijote –me dijo Menard– fue ante todo un libro agradable;
ahora es una ocasión de brindis patriótico, de soberbia gramatical, de
obscenas ediciones de lujo. La gloria es una incomprensión y quizá la
peor.
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