
Gustavo Gutiérrez
Pág. 95
2 - Toma de conciencia de una situación alienante
Hace mucho tiempo que se habla en ambientes cristiano del “problema social” o de la “cuestión social”, pero solo en los últimos años se ha tomado conciencia clara de la amplitud de la miseria y, sobre todo, de la situación de opresión y alienación en que vive la inmensa mayoría de
Se ha tomado conciencia también, y cruelmente que un amplio sector de la iglesia está de una manera o de otra, ligado a quienes detentan el poder económico y político en el mundo de hoy. Sea que pertenezcan a los pueblos opulentos o opresores, sea que en los países pobres –como América Latina- este vinculado con las clases explotadoras.
En esas condiciones, ¿puede decirse honestamente que la iglesia no interviene en lo temporal? Cuando con su silencio o sus buenas relaciones con él, legitima un gobierno dictatorial y opresor, ¿está cumpliendo solo una función religiosa? Se descubre entonces que la no intervención en materia política vale para ciertos actos que comprometen a la autoridad eclesiástica, pero no para otros. Es decir, que ese principio no es aplicado cuando se trata de mantener el statu quo; pro es esgrimido cuando por ejemplo un movimiento de apostolado laico o un grupo sacerdotal toma una actitud considerada subversiva frente al orden establecido. En América Latina la distinción de planos sirve para disimular la real opción política de un grueso sector de la Iglesia por el orden establecido. Es interesante observar, en efecto, que mientras no se tenía una clara conciencia del papel político de la iglesia, la distinción de planos era mal vista tanto por la autoridad civil como eclesiástica; pero desde que el sistema, del cual la institución eclesiástica es una pieza central, empezó a ser rechazado, ese esquema fue adoptado para dispensarse de tomar partido efectivo por los oprimidos y despojados cristianos. Los grupos dominantes que siempre se sirvieron de la iglesia para defender sus intereses y mantener su situación de privilegio apelan hoy, al ver las tendencias “subversivas” que se abren paso en el seno de la comunidad cristiana, a la función puramente religiosa y espiritual de
Además, ante la inmensa miseria e injusticia, ¿no debería la iglesia –sobre todo allí donde, como América Latina, tiene una gran influencia social- intervenir más directamente y abandonar el terreno de las declaraciones líricas? De hecho, lo hacía algunas veces, pero diciendo que se trataba una función supletoria. La amplitud y permanencia del problema parecen hacer insuficiente hoy esta fundamentación. Opciones más recientes, como
En resumen, las opciones políticas se radicalizan y los compromisos concretos que los cristianos van asumiendo ponen de manifiesto la insuficiencia del esquema teológico pastoral de la distinción de planos.
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