viernes, 14 de febrero de 2025

Piglia, Ricardo, Borges por Piglia, pp. 121-122


Finalmente, consigue un puesto de conferencista en el Colegio Libre de Estudios Superiores -que era una institución que habían creado los opositores a Perón con el modelo del College de France o el Colegio de México, y que Perón luego cerró, por supuesto-, y allí da en 1951 esta conferencia de la que quiero hablarles, que es la más importante que dio. Hay un trabajo de Daniel Balderston muy interesante sobre los cuadernos donde él escribió varias versiones de esa charla, pero después la improvisó y lo que leemos es la versión taquigráfica de la sesión. Ahí Borges da una hipótesis muy ligada a esta cuestión de los modos de leer como autónomos en relación a los textos. La tesis central es que hay una serie de literaturas secundarias y desplazadas de las grandes corrientes europeas que tienen la posibilidad de un manejo irreverente de las tradiciones culturales a las cuales no pertenecen y ahí coloca a la cultura judía, a la tradición irlandesa y a la literatura argentina. Para Borges, el lugar incierto que tiene el pueblo judío sin territorio lo hace un gran lector de la hermenéutica, de la cábala: se trata de un pueblo nómade que lee siempre fuera de su propia tradición y hace del libro su tradición. La cultura irlandesa es una cultura encapsulada dentro del imperio inglés que ha perdido su lengua, que es el gaélico, y que lucha contra la tradición del país imperialista desde adentro mismo de la cultura y produce a Joyce, que forma parte de una minoría católica, por lo tanto también es una posición distinta a la tradición central protestante.

Borges ve en la tradición de lectura irlandesa y en la tradición de lectura judía, a las que admira muchísimo, algo parecido a lo que pasa en Sudamérica. Es la primera vez que habla de Sudamérica. Es la literatura argentina, es el escritor argentino y la tradición, pero también es Sudamérica. Habría que ubicar qué Sudamérica es esa, yo diría que es la del Río de la Plata. En definitiva, lo que Borges dice es que la tradición nacional es un modo de usar la cultura extranjera. La tradición nacional no es un contenido, es un modo de leer. Libera a la discusión sobre lo nacional de cualquier cuestión relativa al contenido, contenido folclórico, contenido prehispánico, contenido antiinglés, contenido profrancés o lo que fuera. Siempre leemos fuera de lugar. Lo que nos viene está descolocado, no está en la tradición que debe ser. Sarmiento es un ejemplo de eso. Facundo es un libro escrito con toda la biblioteca y no se parece a ningún libro que se haya escrito en esa época. Como Borges, que escribe con todos los libros y no hay nada parecido a lo que hace Borges acá. Es un uso de la cultura que está ligado a todo lo que está pasando en la cultura sincrónicamente en ese momento y lo que se produce es un objeto completamente novedoso que está hecho de todas las lecturas, pero que es nuevo y distinto.

Entonces, estamos fuera de lugar, eso es lo que le gusta a él. Tenemos una mirada al sesgo. Vemos lo que no ven los de la tradición central, porque ellos están metidos adentro. Es una gran hipótesis sobre la localización de la cultura, no sobre la historización; cambia lo que había hecho con "Pierre Menard, autor del Quijote" y ya no es la temporalidad lo que afecta las lecturas, sino la ubicación en el espacio. Según dónde estoy en el espacio leo de una o de otra manera. Entonces, ¿qué tenemos nosotros en común con la tradición judía y con la tradición irlandesa? Que estamos en un lugar completamente alejado de todo, que tenemos una tradición colonial pobrísima, que no tenemos tradición prehispánica, que tenemos el desierto. Es eso lo que nos pone en una posición que él asimila con la tradición judía de la diáspora y con la tradición irlandesa del sometimiento a la presencia del idioma inglés, del imperialismo inglés y de la resistencia que eso genera.


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