miércoles, 11 de junio de 2025

Bordelois, Ivonne, La palabra amenazada

 

El sabor del saber


Parecería que desear (de de-siderare) tiene una formación análoga a la de con-siderar, actividad del que va con las estrellas, es decir, las consulta al caminar o navegar o pensar -considerar el rumbo es acordar el timón al curso de las estrellas. El que de-sidera deja de ver su camino en las constelaciones. Al no estar en los astros, busco y echo de menos o constato la ausencia de aquello que deseo, dice el diccionario: el que desea es así aquel que experimenta una falta o ausencia.

Del latín scio, scire, cortar, desmenuzar (en francés scie significa serrucho; recordemos scissors, tijeras en inglés) viene ciencia; de sapio (gusto) sabiduría y sapiencia. Saber se relaciona con sabor o sea, con gusto. El español subraya el placer o el gusto que podemos encontrar en el conocimiento. Mientras la ciencia fragmenta y analiza, la sabiduría se goza y complace con el sabor de las cosas. Saber, que desciende del indoeuropeo sap, latín sapere, significa tener sabor, tener gusto (saber a), tener discernimiento. Sápido es lo que tiene gusto, lo sabroso, insípido lo que no. Sap, la raíz indoeuropea, significa jugo de planta acaso de la vid, porque sapa significaba vino cocido en latín. Recordemos asimismo sus descendientes savia en español, sève en francés; evidentemente, estaba también relacionada esta raíz con la experiencia gustativa. La energía de esta raíz es muy fuerte: sap significa hoy día jugo de fruta en holandés. El español, con su sabiduría, subraya o retiene el placer o el gusto que podemos encontrar en el conocimiento.

Habría que comparar sabio con su equivalente inglés, wise, que proviene de una raiz *woid, *weid, *wi (el asterisco señala que se trata de formas indoeuropeas reconstruidas), relacionada con el griego oida, aspecto perfecto del verbo que significa ver, como video en latín. Wisdom se relaciona con ver; es la visión, la forma de ver que produce la sabiduría. Las lenguas asociadas con el latín conectan el saber y la sabiduría con el gusto, las germánicas con la visión. En general, las lenguas latinas demuestran preferencia por imágenes que están más cerca de la experiencia concreta: la vista es un sentido más intelectual y más pasible de abstracción que el gusto.

La misma distinción entre una perspectiva más intelectual y otra más sensorial y sensible se ve también en la diferencia de hombre (de humus, barro) y man, que muchos estudios etimológicos correlacionan con mente. En hombre o en humano está patente el vínculo que nos une con la naturaleza; en man-mind, el que nos distingue como especie, separándonos de las otras especies animales. En El Laberinto de la Soledad, Octavio Paz 10 dice que el mejicano se siente oscuramente parte de un todo, mientras el estadounidense se encuentra arrojado a un universo que debe inventar. La etimología parece darle razón: entre la distinción de hombre y man discurre, precisamente, esa significativa diferencia.

En síntesis, la etimología es un camino de recuperación de memorias ancestrales de las que todos provenimos sin darnos por enterados, como aquel hombre que, según Pablo de Tarso, mira su rostro en un espejo para luego olvidarlo. Pero cuando advertimos que en la copla hay cópula y en el coito (co-itum) un haber ido juntos; cuando nos percatamos de que en la melancolía y en la cólera confluyen la bilis negra y la bilis roja (el kholos griego) y de que la raíz de orgía y de orgasmo es la misma que la de orgullo, una puerta se abre interiormente en nosotros que ya no podrá cerrarse más. Y lo mismo ocurrirá cuando sepamos que la libido confluye con el amor en alemán (Ich liebe dich: te amo; con razón decía Freud: "La libido es la energía que tiene que ver con todas aquellas pulsiones que se relacionan con el amor") pero también con nuestra libertad-porque el lenguaje mismo parecería ser quien nos está diciendo que el amor nos hace libres y la libertad nos hace amables. El lenguaje se vuelve entonces un espejo oracular en el que podemos reflejarnos indefinidamente y en donde siempre encontraremos, inagotables, nuevas respuestas y nuevos enigmas.

martes, 10 de junio de 2025

Hernández Arregui, La formación de la conciencia nacional.

La "cuestión maldita" es pues, la clase obrera y no Perón, como aún creen argentinos honrados que confunden la historia con la historieta. Los hombres de poderosa personalidad política -y Perón lo es- en tanto encarnan fuerzas sociales e intereses de clases, concitan no sólo inmensas adhesiones multitudinarias sino el odio reconcentrado y profundo de las clases altas amenazadas. En este tipo de crítica reaccionaria al movimiento de masas orquestada por la oligarquía y el imperialismo sobre el "leiv motiv" falso de la personalidad de Perón, cayó la izquierda pequeñoburguesa, rodeada como decía Marx "con toda la banda de estudiantes noveles y doctores archisabihondos". A Perón se lo puede y debe juzgar en sus graves errores. Pero antes que nada se lo debe ver como el portaestandarte de un momento histórico glorioso de la liberación nacional.(...) Al atacar a Perón, por eso, se atacaba al proletariado mismo y se minaban las bases de la liberación al servicio de las fuerzas antinacionales."

domingo, 4 de mayo de 2025

Séneca, El arte de mantener la calma.

En consecuencia, trata siempre de contener la ira, ya sea contra un igual, contra un superior o contra uno que está por debajo de ti. Pelear con un igual es un asunto incierto; con un superior, una locura, y con un inferior, una mezquindad. Devolver el golpe es una cobardía y una bajeza. Los ratones y las hormigas se enfrentan a nosotros cuando los agredimos; los débiles se sienten heridos con solo tocarlos. Recuerda que muchas veces los que ahora te irritan te han sido de ayuda en el pasado y cálmate. Permite que sus méritos salden la deuda de su ofensa. Y considera también que la fama de persona bondadosa y la práctica de la empatía te granjearán una excelente reputación y te abrirán muchas puertas. Nunca descargues la ira contra los hijos de tus enemigos. El cruel Sila, por ejemplo, tenía por costumbre eliminar del censo de ciudadanos a los hijos de los proscritos. Nada hay más injusto que obligar a los hijos a heredar el odio que uno ha sentido por sus padres.

Cuando te resulte difícil perdonar, piensa qué pasaría si todo el mundo fuera implacable. ¿Cuántas veces el que niega el perdón acaba implorándolo? ¿Cuántas veces termina alguien suplicando a quien le suplicó en el pasado? ¿Qué hay más honorable que transformar la ira en amistad? ¿Qué mejores aliados tienen los romanos que quienes fueron un día sus más encarnizados enemigos? ¿Qué sería de nuestro imperio si con afortunada previsión los vencedores no se hubieran mezclado con los vencidos? Si alguien se enoja contigo, combate su ira con buenas obras. El conflicto termina si un contendiente abandona su postura: dos no luchan si uno no quiere. Si por lo que sea se desata la cólera y empieza una pelea, recuerda que gana el que se retira; el vencedor es el vencido. No devuelvas el golpe, pues con ello solo conseguirás dar más pretextos a tu agresor. En el ciclo de la violencia es más fácil entrar que salir.