“Yo creo que la fórmula es disciplina y mucha motivación. Es como dice este libro de autoayuda que estoy leyendo: "La vida es conocimiento más habilidad, multiplica-do por la actitud". ¡Yo creo mucho en eso! Esto es algo que se usa bastante en la autoayuda cuando querés superarte a vos mismo: si yo te digo que lo voy a hacer, lo voy a terminar haciendo por un tema de promesa, [...] si yo te prometo aprender Java en un mes y lo hago, [...] es porque me lo prometí a mí mismo. Lo hacés para demostrarte a vos mismo que podés. Por ejemplo, vos estás haciendo una dieta, ves una hamburguesa y le querés entrar, pero más allá de que vas a subir de peso, vas a estar mal, etc., dijiste que no lo ibas a hacer y si te mentís a vos mismo, estás quebrado.”
La significación social de estas prácticas es clave. No porque nos encontremos por primera vez en la historia con los bienes culturales masivos como mediadores de una transición en el espacio social y en el comportamiento, sino por su significado específico. Nos encontramos con el desarrollo de una "optimización del yo" que implica varias dimensiones de la vida personal, no solo el rendimiento laboral sino también físico, estético y emocional. Hay una exigencia y un valor que se cristalizan en la categoría del emprendedor como figura no solo económica sino centralmente moral: es quien busca y alcanza la superación personal en términos de la autocreación y autoimposición permanentes para mejorar la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades, con el fin de ganar más y/o ser más empleable.
Las
investigaciones de Nehring y Röcke (2023) muestran que este proceso llega al
extremo de calcular cómo todas las características del propio cuerpo, las
interacciones con los demás, los consumos y los intercambios en la vida
cotidiana pueden optimizarse utilizando una amplia gama de técnicas
vehiculizadas por la lectura de libros o pódcast de autoayuda, tutoriales e
influencers de estética y bienestar personal, o aplicaciones y dispositivos de
autoseguimiento y retroalimentación crítica.
La introyección de los estímulos de la situación actual, en que se comprometen una versión del mercado y sus legitimaciones, da lugar, en un caso como el que describimos, a un temperamento: el de los combatientes que están dispuestos a hacer todos los sacrificios y pruebas que la economía exige o, al menos, a reconocer que ese credo es el que pue-de acercarlos al éxito. Desde este punto de vista, gana valor moral un modo de vida que, aunque no apunte a la guerra, implica las habilidades del miembro de un comando: disciplina, fuerza física y moral, inteligencia, habilidad estratégica. Independientemente de que creamos o no en la mística del emprendedor, no puede dejar de subrayarse que tiene atractivo. Desde una perspectiva que valoriza a los sujetos por su capacidad de sobreponerse a la intemperie, "la vieja vida" de los contratos de largo plazo y las protecciones laborales parece una renuncia moral, una opción de los vencidos de antemano, un nivel de mérito menor que el que en el horizonte surge como el resultado de esta capacidad de esfuerzo romantizada por muchos jóvenes. Es que, como ellos mismos sospechan, no hay cuerpo que resista mucho tiempo una experiencia de este tipo y es por eso que uno de los faros que guían su navegación es la utopía de hacerse de un capital o una posición antes de que sea demasiado tarde. Si cada uno es una empresa y un capital, se trata de hacer una acumulación crítica que en el mediano plazo garantice una especie de valorización y reproducción automática cuando las fuerzas ya no sean tantas. Todo esto que se organiza contra el espanto del fracaso, el desempleo y la miseria configura un modo de vida que convierte en un ser moralmente superior a quien puede practicarlo de forma victoriosa. Y es desde esa posición que se desestima, por ejemplo, el empleo estatal, más allá de que represente déficit fiscal, por el hecho de que está basado en una pretensión de estabilidad mediocre, sin el mérito del esfuerzo ni la proyección de progreso, y al resguardo de la competencia permanente del mercado.
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