martes, 11 de agosto de 2009

Entrevista a Alejandro Dolina

Dolina: Yo empiezo a leer libros, y empiezo a hacerme un poco marxista, pero había algo que no terminaba de entusiasmarme con aquel pensamiento y es allí donde yo empiezo a leer a Jauretche y a Scalabrini, pero especialmente a Jauretche y entonces me hice peronista. Me hice peronista también a favor de algunos amigos que por casualidad empezaron a influir en mi vida que eran peronistas o filoperonistas. Así que yo me hice peronista allá por mis veinte, veinte y pico.

Pigna: ¿que era lo que te atraía del peronismo?

Dolina: En principio, una elasticidad mayor. El marxista, tiene muchas dificultades para ser cínico. Esta siguiendo una estrella, y es una estrella fija. Una estrella fija que no modifica su posición, y no permite el cinismo, que quiere decir que no permite rastrear el desatino. Uno encuentra el desatino en la teoría marxista, lo que a uno le parece un desatino y no puede reírse, no puede señalarlo, porque parece como un acto de traición. Y las utopías suelen tener este desagradable inconveniente, todos los que no participan de ellas son nuestros enemigos y debe ser aniquilado mas tarde o más temprano. Y la otra cosa es que esa estrella que nos guía, no se mueve jamás. Y a veces uno empieza a sospechar, mientras la sigue, que lo que está siguiendo es la luz de una estrella que ya se apagó. Entonces me sedujo en el peronismo la posibilidad de detenerse a pensar en cada esquina. Y la sensación de que esas estrellas que seguíamos eran estrellas que a veces cambiaban de rumbo. Y había una alegría en el peronismo y había hasta un cinismo en el peronismo: era posible rastrear el propio desatino y el líder del peronismo era un señor que era muy amistoso con las paradojas. Eso me sedujo mucho más que la austeridad del marxismo.

Dolina: Es así como yo me acerque al peronismo, no por un estudio comparado de las visiones del mundo. La visión del mundo también es una cosa porque ciertamente el peronismo, yo no estoy seguro de que tenga una visión del mundo, en cambio, para ser marxista, hay que tener una visión del mundo, entonces uno está en riesgo de dejar de ser marxista a cada rato: viendo una película, enamorándose, adquiriendo un departamento… A cada rato está en riesgo la ortodoxia.

Pigna: Y quizás también te atrajo, como a muchos de nosotros la incorrección ¿no?

Dolina: Desde luego, posiblemente es lo que más me atrajo, es decir, los enemigos del peronismo son los que me han hecho peronista.

Pigna: Me decía, en un reportaje como este, que le hicimos al querido Leonardo Fabio, yo le preguntaba a él que es lo que sentía que más le molestaba a la oligarquía del peronismo. Él me decía la alegría, yo creo que hay algo de eso ¿no?

Dolina: Si yo también dije la palabra alegría en ese momento, que yo no la encontré en otro lugar.

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