Pues bien. Máximo Paz, gobernador de la provincia de Buenos Aires por mandato de Roca y Juárez, se propuso entregar el ferrocarril al capital inglés, para mayor beneficio de éste y de su propio bolsillo. Y así lo hizo. El Gobierno de Buenos Aires-mejor dicho, el gobernador y su equipo -percibieron por ese ferrocarril, uno de los más productivos del mundo, tres millones de libras esterlinas, suma ridículamente baja. "Los ferrocarriles de la provincia comenta Carlos D'Amico-se llaman ahora New Western Railway of Buenos Aires. ¿No se parece eso a la sombra de la bandera inglesa flameando, sobre otro pedazo del territorio argentino, con más derechos del que tiene para flamear sobre las Islas Malvinas?" (D'Amico, 265).
Intentando desmentir, sin éxito, aquello de que quien mucho abarca poco aprieta.
sábado, 2 de abril de 2022
Peña, Miliciades, Historia del Pueblo Argentino, El Estado argentino contra la Nación. El caso del Ferrocarril Oeste, p. 328
"En el año 1857 no había en la Argentina ni un metro de ferrocarriles. Unos cuantos estancieros ricos se asociaron para construir un camino de fierro hasta San José de Flores. Ese fue el origen de los poderosos ferrocarriles que abrazaban la parte más rica, más poblada y de mayor producción de la extensa llanura, que en fertilísimas praderas forma el Oeste y el Norte de la provincia de Buenos Aires. Ese ferrocarril era el chiche, la gloria, el cariño de los porteños. Después del Banco era el Ferrocarril del Oeste. Para los hijos de Buenos Aires esas dos instituciones representaban la patria. Todos los gobernadores tenían a gloria poder decir en su último mensaje: durante mi administración se han construido tantos kilómetros del Ferrocarril del Oeste. Todo ese cuidado, todo ese anhelo se justificaba porque esa vía férrea había llevado la riqueza a la vasta zona que servía; porque era el esfuerzo del argentino; construida por ingenieros argentinos, por brazos argentinos; administrada por argentinos; porque en la línea no se hablaba inglés; porque su tarifa era la más baja de todas; porque tenía una escuela práctica de mecánica para hijos del país, y vastos talleres que mantenían miles de familias; porque sus líneas eran la escuela práctica de sus jóvenes ingenieros; y sobre todo, porque era la administración modelo de todo ferrocarril de la República, tanto por su exactitud proverbial como por la honradez escrupulosa con que se hacía, y a la que no tenían inconveniente en contribuir gratuitamente los hombres más notables". (D'Amico, 256-257).
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