
Durante los 27 años en que perteneció al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, el Ferrocarril del Oeste fue la línea más lujosa, la menos dispendiosa en sus erogaciones burocrático-administrativas, la que ofrecía al productor fletes y pasajes más económicos. Era una empresa modelo que enorgullecía a los argentinos con relación a la cual todas las empresas ferroviarias inglesas establecidas entre nosotros pasaban, sin excepción, a un segundo plano de subalternidad. A través de sus enseñanzas puede inducirse todo lo grande y empeñoso que hubiéramos pedido acometer y realizar, a no haber mediado la voluntad extenuadora que ha impedido toda elaboración legítimamente argentina.
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